Mi madre murió a finales del 2015 y su ausencia duele cada día. Hubo un tiempo que creí que con ella se fueron mis palabras, mis ganas de contar las cosas a mi manera, de reírme del mundo y de mi. No pude entender que el dolor que ahora me acompaña va a estar siempre conmigo. Que esa tristeza que ahora es parte de mi no es algo contra lo que tenga que luchar o que tenga que arreglar. El vacío que ella dejó es y será suyo. No tengo que esforzarme en llenarlo con nada. Nunca nadie va a ocupar el lugar que ella ocupa en mi corazón. Ser capaz de entender y de aceptar eso, me ha ayudado a comprender que nunca estuve perdida, que no tenia que encontrarme, no me había extraviado. No me había dado cuenta de que he cambiado y que no soy la misma persona que era hace 3 años. Hola, soy Barbara-idades v. 0.2 Suena: Ojalá. Beret